El análisis del pasado no tiene como único objetivo acercarnos la historia, ya que además nos ofrece la capacidad a concebir estrategias para el futuro. Y un ejemplo característico es la campaña de Galípoli, aunque se presenta como un movimiento controvertido, dado que no contaba con los resultados estimados en aquel momento. La verdad es que provocó un coste enorme para el imperio otomano que vivía sus últimos años. Incluso cuando hablamos muchas veces de las víctimas de la Alianza, no hay que olvidar que las víctimas del imperio otomano eran de lejos muchas más. En esencia, entendemos que debido a la estructura de la Alianza, o sea, la trinidad de Inglaterra, Francia y Rusia, Constantinopla constituía un vínculo de unión como pasaje que creaba un puente entre dos mares. Si bien, sencillamente, su aproximación parece que debe hacerse a través de la tierra, la Campaña de Gallipoli, especialmente con la acción de los submarinos, demuestra que la mejor manera de acercarse a Constantinopla es a través del mar. Y esto, a nivel estratégico, es lógico, siempre y cuando Europa constituye una línea divisoria natural entre Tracia y Asia. Por lo tanto, el refuerzo debe ser implementado a través de los dos mares y sólo a continuación a través de la tierra. Mientras que el primer paso permita el bloqueo de Asia como zona de contacto, el segundo es el paso final de la Reconquista. Además, si añadimos la fuerza aérea, por la cual los reconocimientos se llevan a cabo con datos actuales, puede desempeñar un papel aún más significativo. Sin embargo, en cualquier caso, el uso del pasaje a través del mar será la aplicación de un esquema mental del juego Hex, gracias a la coherencia que tiene que romper el frente, que no se basa en los límites naturales.