15943 - La Liga Santa

N. Lygeros
Traducción al español de Eduardo Lucena González y Olga Raptopoulou

Fuera llovía a cántaros, como si llorara el cielo.
Nadie sabía por el momento de negociaciones secretas.
Todos aguardaban que cambiaran de posición los otros.
Desde hacía meses nadie se movía.
Aunque había necesidad.
Tremenda necesidad.
El viaje a Malta había durado años.
Sin embargo estaba en su mente como si hubiera sido ayer.
El pasado y el futuro estaban siempre juntos.
Al menos en su espíritu.
Había llegado el momento del cambio.
No podía esperar más.
Lo necesitaban desde hacía meses en la otra isla.
En el extremo oriental.
Sólo que en Venecia el agua subía.
Muy arriba.
Como su indignación.
Pero él tenía una persistencia infinita.
Miró por la ventana.
Vio el reflejo de la luna.
Cada ola la transformaba.
Entonces pensó lo inconcebible.
El espíritu del mar.
En Venecia había penetrado en la Ciudad.
Y pese a que todo el mundo creía que pertenecía a la tierra,
conocía ya la verdad
desde hacía siglos.
El Tiempo estaba con él.
Pero los demás no estaban con el Tiempo.
La lluvia cesó.
El agua no elevaba ya la luna.
Debía hundir la mitad.
Así pues, tomó la decisión.
Se marcharía antes de las negociaciones
para llegar a tiempo.
Él ya atisbaba las víctimas de la barbaridad.
Y se preparó para el contraataque.
Para la continuación.
El águila volvería a volar.
Con los halcones y los leones.
Liga Santa.